Una persona cuidadora es aquella que, de forma gratuita o remunerada, proporciona cuidado temporal o permanente a quienes se encuentran en situación de discapacidad o dependencia, estén o no unidos por vínculos de parentesco, aunque en muchos casos, la principal fuente de apoyo y ayuda para las personas que viven con enfermedades crónicas es la familia. Gracias a la persona cuidadora, el paciente puede ver cubiertas todas sus necesidades y tener una mejor calidad de vida.
Principalmente asumen esta labor mujeres de edad media, que no comparten el cuidado y se dedican a él gran parte de su día. Por lo general, no se toman vacaciones, ni tiempo para actividades de esparcimiento, sintiéndose muchas veces sobrecargadas y sobrepasadas por su situación, desarrollando el Síndrome del Cuidador.
El Síndrome hace referencia a aquellas personas que sufren el desgaste físico, psicológico y de su salud en general luego del cuidado constante y continuado de otra persona.
Pero ¿Quién cuida al que cuida?
Para poder cuidar es necesario cuidarse a uno mismo, sentirse bien a nivel emocional, anímico y tener una buena salud general se traducirá en prestar una atención de calidad a la persona que se cuida.
Recomendaciones para mejorar la calidad de vida del cuidador
- Es importante saber pedir ayuda a gente próxima, ya sea familiares o amigos. Habrá momentos donde el cuidador tiene que asumir que ha llegado al límite de sus fuerzas y necesita pedir ayuda o delegar alguna tarea
- El cuidador no debe olvidarse de sí mismo. Es de vital importancia que el cuidador se ocupe también de su propia alimentación y procure realizar ejercicio físico. La actividad física ayuda al cuerpo a eliminar toxinas, segregar endorfinas y a liberar la mente
- Es ideal reservarse al menos una hora diaria para asuntos personales, como también un descanso semanal fuera del ambiente y del contacto directo con la persona dependiente. Es un buen momento para encontrarse con amigos y familiares y planificar actividades
- Debe aprender a decir que no. A veces se plantean demandas excesivas por parte del paciente hacia el cuidador. En esos momentos, es importante aprender a decir “no” sin sentirse mal por ello
- Fomentar la autonomía de la persona dependiente en la medida de lo posible. Es ideal animar y promover que la persona dependiente realice o intente realizar aquellas actividades que puede realizar de manera autónoma, sin ayuda del cuidador, aunque lo haga mal o lentamente
- Compartir la experiencia, principalmente en lo que se refiere a la solución de problemas prácticos de la rutina diaria