Las Cooperativas de salud están en aumento y su crecimiento es una reacción clara a la mayor demanda de servicios de salud. Si bien estas organizaciones desarrollan actividades similares a las empresas de seguros, existen diferencias significativas entre ellas donde la solidaridad y el apoyo mutuo juegan un rol fundamental.
En una cooperativa de salud, el principal objetivo es proteger a los socios, ofreciéndoles acceso a salud de calidad, poniendo sus preocupaciones en el centro y reinvirtiendo en ellos, es así como los excedentes disponibles van a parar en partes iguales a cada uno de los miembros asociados. Algo distinto ocurre con las empresas de seguros, donde las ganancias terminan siendo para la propia empresa y, en segundo lugar, para los accionistas.
El modelo cooperativo compite en el mercado como cualquier otro, pero no tiene que pagar rendimientos a los accionistas y, por lo tanto, reinvierte todos sus beneficios en mejorar la calidad del servicio, asegurando así su sostenibilidad.
Otro aspecto diferenciador en una cooperativa de salud es su espíritu democratico, que busca equilibrar el desmesurado poder de las grandes corporaciones sobre el resto de la sociedad. Donde el voto de una persona con poco capital y el de una con mucho vale lo mismo en la asamblea de la cooperativa, lo contrario ocurre en una empresa de seguros en donde el beneficiario no tiene ni voz ni voto.
A los aportes cuantitativos incuestionables de las cooperativas de salud, debemos sumar que entregan principios y valores a la sociedad como la participación, solidaridad, creación de cohesión social, empresas comprometidas, especialmente solidarias con el entorno, que funcionan con criterios de responsabilidad social y que logran abrir las puertas para tener un acceso digno a la salud en Chile.